El departamento del Magdalena se ha caracterizado en los últimos años por no tener cohesión social y política. Los líderes no se agrupan como en otras regiones para gestionar el desarrollo por egos y vanidades. Algunos líderes han sembrado la semilla del odio y la división y ese trabajo comienza a dar frutos impensados en nuestra sociedad.
Ante la crisis que vivimos la historia tiene que cambiar, al menos debiera, y las comparaciones son odiosas pero resultan útiles para dibujar el panorama del vecino y mirarnos en el espejo.
En el Atlántico la familia Char y su conglomerado empresarial iniciaron la repartición de 56 mil mercados para los sectores menos favorecidos. Los Daes de la empresa Tecnoglass anunciaron que apadrinarán toda la alimentación de 3 Barrios completos de escasos recursos de Barranquilla y la empresa Promigas donará 22 mil millones para fortalecer la capacidad médica de esta ciudad en medio de la crisis.
En las horas siguientes se esperan otros nuevos anuncios de empresas y grupos interesados en mejorar las condiciones de vida de los menos favorecidos en medio de la crisis sanitaria más importante de la historia reciente.
Mientras todas estas cosas buenas suceden en Barranquilla surge la pregunta:
¿Y DONDE ESTÁN LOS EMPRESARIOS Y GREMIOS DEL MAGDALENA?
