- Los habitantes de este corregimiento no soportan los altos niveles de música de los antros nocturnos que no les permiten descansar.
Vivir en el corregimiento de Palomino, que hoy es sinónimo de ‘paraíso’ por el desarrollo del turismo de naturaleza o sostenible, se ha convertido en un ‘dolor de cabeza’ para los habitantes de esta localidad.
La comunidad elevó una denuncia pública por la contaminación auditiva en el sector debido al alto volumen de la música de los bares, que supera los decibeles permitidos en el Código de Policía y no permite descansar por las noches a los vecinos que nada tienen que ver con el comercio.
“No es justo que los dueños de negocios le impriman a sus equipos de sonido el máximo volumen. La ciudadanía tiene derecho al descanso y a la tranquilidad; esto no parece zona residencial, es más, se está convirtiendo en zona de tolerancia y debe ser intervenida por las autoridades ambientales y aplicarles su respectivo comparendo, toda vez que los turistas y demás residentes del lugar, no pueden gozar de un rato de tranquilidad”, expresó el abogado Jesús Cortés al Diario del Norte; quien lideró una protesta frente a uno de los sitios nocturnos cercanos a su vivienda.
La petición urgente es a las autoridades para que intervengan ante la situación que viven los habitantes de Palomino y regulen los niveles de sonido según lo especifica la ley.
