- No disimuló en palabras contra el saliente encargado Andrés Rúgeles.
Desde ayer retomó su cargo como Alcalde distrital Rafael Alejandro Martínez quien había sido cobijado con medida de aseguramiento por hechos de corrupción en materia de contratación que hacen parte de un juicio penal en curso.
Y regresó a su mejor estilo: chabacano, revanchista y grotesco. No disimuló en palabras contra el saliente encargado Andrés Rugeles y fue capaz de hacerle reclamos poco diplomáticos y nos dejó a los samarios como unos vulgares dirigentes. Ese fue el resultado del video que dio la vuelta al país ayer.
Lo que no entiende Martínez es que Rugeles representa al gobierno nacional y directamente al Presidente de la República. ¿Cómo es posible lograr que el gobierno central fije sus ojos en Santa Marta y nos ayude a resolver los problemas estructurales? Seguro no será de esta forma.
Desde es el mismo momento de su regreso como burgomaestre, empezaron los rumores indicando que toda acción debe tener una reacción, no sabemos que significa en concreto esas premoniciones de algunos entendidos, lo que sí sabemos es que Rafael Martínez por cuenta de su administración tiene decenas de investigaciones en Fiscalía, Procuraduría y Contraloría, que podrían devolverlo a la condición que hasta hace unas horas ostentaba.
Adicional tendrá que enfrentar una situación difícil y particular: gobernar con un gabinete nombrado por su antecesor. Esto sería de menor valía si los profesionales allí nombrados no tuvieran identidad y experiencia para afrontar esta situación, pero sí la tienen.
Tendrá que enfrentar a profesionales de la talla de Marta Castañeda Curvelo, exprocuradora con todas las charreteras posibles en lo público, a Claudia Polo cuya hoja de vida habla por ella, a Linda Cabarcas una profesional intachable y con carácter, a Cesar Mercado, Ena Lobo, Nirma Chicre; en fin, personas preparadas que no se dejarán intimidar en asuntos laborales.
El panorama no es alentador para el regreso de Martínez, pero mucho menos para la ciudad, hoy nos encontramos frente a una crisis institucional producto de la una pelea politiquera por el control de la Alcaldía y el manejo de los recursos de frente a una campaña política.
Mientras tanto la ciudad sigue sumida en la inseguridad producto de las decisiones de los últimos años, sin agua, sin saneamiento básico, una salud deficiente, sin esperanza productiva y con el penoso show que acrecienta el empeoramiento del bienestar y la salud de los samarios.
Ya regreso Rafael Martínez a la Alcaldía, ¿hasta cuándo?
