Samaria fue acusada en un Carulla por un hurto que no cometió

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  •  Las señalaron por robarse unos cosméticos que sí pagó.

A través de Twitter, Angie Ramírez denunció en esa red social el vergonzoso momento por el que tuvo que pasar en un supermercado ubicado en la localidad de Chapinero el pasado 22 de julio.

“El día 22 de julio del presente año fui denunciada por un guardia de seguridad de @miroseguridad en los establecimientos de @PlaceresCarulla ubicado en la calle 63 en Bogotá, que sin ninguna prueba me acuso de robo.”, mencionó Ramírez en su red social.

Angie, de Barranquilla y su prima Sofía Reyes, de Santa Marta, llegaron al establecimiento para comprar unos polvos faciales, pero por una confusión de los vigilantes asumieron que habían robado uno de los productos, razón por la que les exigieron una requisa, cuando en realidad solo comparó el suyo, el cual adquirió en días pasados.

Al pasar de clientas a requisadas, las víctimas intentaron explicar el hecho, pero durante todo el proceso los guardias de seguridad no quisieron escuchar su versión de la historia, a quien una de ellas la sacaron esposada del local comercial y trasladada a la URI, mientras que la magdalenense intentaba en repetidas ocasiones explicar la situación.

“Estaba buscando el polvo para mi prima y al verlo, saque el mío que había comprado días ANTES de la cartera para compararlo. Al ver que era el mismo, lo guarde y fuimos a la caja (…) Pagamos y justo cuando íbamos saliendo, nos detiene un guardia de seguridad y sin abrir espacio al dialogo, nos llevaron a la bodega del supermercado. Una vez dentro procedieron a requisarnos”, afirma.

Ante el suceso, Angie insistió en mirar los videos de vigilancia, pero los de seguridad se negaron y  decidieron llamar a la policía. Esto para la supuesta sindicada era un respiro, pues aspiraba que las autoridades sí realizaran el trabajo de investigación, pero sostuvo que, “el policía ni siquiera se dedico a escuchar mi versión. Me leyó los derechos, procedió a esposarme, me llevo a la patrulla, luego a un CAI y de allí a la URI”.

Tras permanecer un tiempo en la celda, la abogada de Carulla se contactó con la víctima, pidió disculpas y retiró la denuncia. Pasado esto, la empresa publicó un comunicado manifestando que “Claramente estamos ante un hecho que obedece a un error; el cual lamentamos. Situaciones como estas no corresponden a la experiencia que queremos ofrecerles a nuestros clientes (…) hemos contactado a la clienta para expresarle nuestras más sinceras disculpas por este hecho que nunca debió suceder.”

Aunque el supermercado  se pronunció, Angie dio a conocer sus preocupaciones en redes sociales en la que afirmó que lo vivido no tiene reparo social por toda la angustia que la hicieron pasar.

Ramírez fue judicializada siendo inocente, le tomaron huellas, estuvo frente a un fiscal quien la intentaba señalar de un crimen que no cometió. El error de Carulla que después fue reconocido por la jurista de la empresa, quien le dijo a la joven que lamenta lo sucedido.

Lo peor es que al terminar este episodio, la joven no tiene en sus manos el polvo compacto que compró porque la que terminó robada y humillada fue ella.

 

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