Hernán Camilo Luna Gómez: lo que natura no da, el fútbol no lo presta

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  • En el contexto deportivo y específicamente en el fútbol, no solo basta el querer ser; sino el poder ser.

POR: ALBERTO CAMILO BLANCO JIMÉNEZ

El fútbol de alta competencia requiere de unas excelentes condiciones anatómicas, fisiológicas, neurológicas y de todas las facultades otorgadas por la biología antropológica, que le posibiliten la capacidad de cumplir con una serie de habilidades y destrezas que demanda inevitablemente este exigente deporte, a quien decide en los inicios de su vida practicarlo y tomarlo como una opción profesional de realización personal.

Debe venir a este mundo el aspirante a ser futbolista con un eficiente equipaje de naturaleza corporal para poder sobresalir y marcar diferencia, en su defecto, el fútbol no le prestará ninguno de los atributos carnales contemplados en su manual de funciones.

Entonces, por mucha dedicación, entrega y esfuerzo que realice en los gimnasios y en el terreno de juego, no podrá cumplir con la máxima de la Universidad de Catalán que advertía de manera categórica: “Lo que natura no da, Salamanca no lo presta”, expresión que no comparten muchos maestros por la esencial ayuda que aporta la pedagogía en el proceso de enseñanza – aprendizaje. 

Pero en el contexto deportivo y específicamente en el fútbol, no solo basta el querer ser; sino el poder ser. Éste último tiene como fundamento ineludible la naturaleza. En tal sentido, lo que natura no da, el fútbol no lo presta.

La madre naturaleza permitió que a este mundo viniera Hernán Camilo Luna Gómez, con fuerza y velocidad debajo del brazo, en el municipio de El Copey, ubicado en el norte del vecino departamento del Cesar. 

Justamente en esa población, el entrenador Samario Jhon Garay, observó esas condiciones innatas cuando frisaba los 15 años de edad y a partir de allí le hizo un minucioso seguimiento que terminó con un examen final en un partido de la categoría sub 20, entre el Unión Magdalena y el equipo Rosario Castro de la tierra natal de Hernán Camilo.

Allí le dio el visto bueno para que se pusiera a las órdenes del profesor Waldir Manga, en el Unión Magdalena, con quien ha aprendido los movimientos fundamentales en la cancha con o sin balón.

Así mismo, al lado del profesor Jesús Vargas ha fortalecido su naturaleza física con el propósito de cumplir con las dinámicas que el balompié de élite requiere. Su fase de preparación siguió con Miguel Molina, en la categoría sub 20 donde trascendió por su fuerza, velocidad y goles, gracias a sus bondades naturales.

Toda esa positiva evolución del joven copeyano, ha sido dirigida por el profesor Carlos Silva Socarrás. Ahora en la cúspide de su escala formativa, se encuentra bajo las órdenes del técnico Harold Rivera, quien le ha dado la oportunidad de aparecer en los compromisos oficiales del Unión Magdalena en el Torneo Águila, donde ha actuado con buen desempeño tanto en fútbol como en goles. 

En estos momentos de satisfacción por los logros obtenidos, cierra su camiseta formativa con broche de oro en las categorías menores, con la convocatoria a unos microciclos con la selección Colombia Sub 20, que orienta el técnico samario Arturo Reyes, en la ciudad de Cali, donde escogerá la lista definitiva de 23 jugadores que tienen enfrente el suramericano de esta categoría en Chile del 17 de enero al 10 de febrero del 2019.

En definitiva, natura ha contribuido enormemente con su elevado desempeño en su realización desde el inicio como futbolista  hecho que lo evidencia su paso por el club Real San Martín de Valledupar y la selección del Cesar, lo mismo su regreso a la tierra que lo vio nacer para hacer parte del equipo Rosario Castro, donde tuvo la feliz ocasión Jhon Garay de evaluar sus potencialidades naturales y direccionarlo en su etapa competitiva hacía el Unión Magdalena, donde aspira a graduarse con notas de alto rendimiento que lo tienen a las puertas del profesionalismo.

Luna, es una muestra más, que lo que natura no da, el fútbol no lo presta.

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