“Pa’ todo el año”, o “El pitán, pitán , pitán”…Amanecerá y veremos

503 0

Por

Alberto Camilo Blanco Jiménez

 

Unión Magdalena, pierde por primera vez en su historia la categoría en el Fútbol Profesional Colombiano en el año de 1999, bajo la orientación del entrenador Gabriel Jaime “Barrabás” Gómez, ante el asombro de una apasionada afición, por el descenso tortuoso, pedregoso y espinoso de su amado equipo, al torneo de menor categoría como el de la “B”.

La tragedia Deportiva, no duró mucho, porque el técnico Eduardo Julián Retat, luego de un trabajo planificado durante los años 2000 y 2001 en el campo y la oportunidad dada en el escritorio de la Dimayor, para realizar un triangular de ascenso en Cartagena, en el epílogo del 2001, el cual gana y regresa automáticamente al torneo de la “A”, al lado de Bucaramanga, dejando a la vera del camino al Cúcuta Deportivo.

Retornó con más gloria que pena, el onceno samario, tras realizar dos excelentes temporadas en el 2002 y en el 2003, guiado por Retat y el concurso de talentosos  jugadores.

En honor a la verdad,  la gloria fue flor de un día, porque en el 2004 el equipo perdió el norte y naufragó en un mar de errores administrativos y deportivos; y en el 2005, bajo la “batuta” de Alberto Suárez, volvió a caer. En esta ocasión,  al vacío y sin paracaídas, estrellándose aparatosamente contra las barreras del campeonato de la “B”.

De este golpe no ha podido levantarse el Unión Magdalena, a pesar del analgésico canto y por demás pegajoso del “Pitan, Pitan…” del artista samario Carlos Vives, de tal suerte que no ha sabido espantar y hacer oídos sordos ante  los ecos del bolero: “ Pa’ todo el año” de José Alfredo Jiménez, que en unos de sus apartes, voz en cuello advierte: “porque sé que de este golpe ya no voy a levantarme”.

En verdad, que  transcurrido más de 12 años, de ese tremendo porrazo que lo tiene acostado afrontando toda suerte de dificultades, al ser desplazado de su propio terruño y obligado a buscar otra tierra prometida, como la partida a Riohacha, específicamente al estadio “Federico Serrano Soto”, en marzo del 2013 por la cerrada del estadio “Eduardo Santos”, por fallas en la estructura física, que nunca se corrigieron; en el 2014, vuela al Carmen de Bolívar, para actuar en el estadio “Julia Turbay Samur”; en el segundo semestre del 2014 y gracias a los buenos oficios del alcalde Alberto Tete Samper,  llega a Ciénaga hasta finales del 2015.

Regresa a Riohacha en el 2016 hasta mediados de año, en el segundo semestre vuelve a jugar en Ciénaga; en el 2017, se muda al estadio “Diego Carvajal” de Magangué en el departamento de Bolívar.

Este es el periplo más angustioso vivido por el Unión Magdalena, en toda su historia. Cinco años de peregrinaje, quizás, buscando la cura para su dolor en tierras lejanas, pero no fue posible sacudirse de ese malestar, de tal manera que así como se fue vino, enfermo y golpeado por no encontrar como los buenos marineros un puerto seguro.

Regresó a su sede natural, como lo es Santa Marta, tratando de ponerle fin a sus añejas dolencias. El estrenar casa nueva, el estadio “Sierra Nevada” y el reencuentro con su gente, lo ha aliviado y fortalecido, hasta el punto que tiene serias pretensiones de levantarse de la cama de la “B” y comenzar a caminar hacía el ascenso.

Ya consiguió clasificarse como segundo y ser cabeza de grupo del cuadrangular B, al lado de Pereira, Quindío y Valledupar; y además inició con pie derecho al vencer al equipo de la Perla del Otún, tres goles por cero.

Ojalá estemos entrando en el principio del fin de la “B”. No es fácil el camino, pero no imposible de transitarlo y llegar a la puerta que nos conduzca a la “A”, y olvidar a José Alfredo Jiménez y recordar para siempre “El pitán, pitán…” del insigne Carlos Vives. Amanecerá y veremos.

Related Post

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!